Es como si me achicharrara
por cada pasito que da
porque yo no lo doy todavía.
Y digo todavía
porque soy mierda del día y
transito soltera por andamios y vías que
desconozco, esperanzada, y me desilusiono.
Siempre sentí
las hilachas del éxito
externo, extraño, exclusivo.
Tardo en recapacitar
mi nombre, renombre, mis hombros
tardo en recapitular a mi espalda
en su estructura recta, tardo
en hacerla cronológica.
Y aunque siento que poseo muchos colores
y muchas formas, ninguna me da
esa sensación de fama, ninguna orgullosa me deja,
ninguna me da soberbia, quizás porque las embriago
y yo soy la que quedo ebria.
Caigo en infinitos
hundidos inundados de inercia y serpientes
sofocantes, como la ambigüedad de mi movimiento
me muevo en la nada, en el nado, en el nodo...
En nodo.
Anonadada como aniquilada,
mosquita del ser y de la gloria,
el requisito es ser tierno y no tener fobia
a animarse, a la humildad, a lo obvio.
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