No debo demonizar a mi familia
No debo demonizar a mi familia
No debo demonizar a mi familia No debo
demonizar a mi familia.
Porque me rodea.
Me la encuentro todo el tiempo.
Y si le inserto cuernos filosos y cola puntiaguda, patas de cabra, pezuñas, uñas largas,
no hará más que rasguñarme en cada roce
y a cada palabra quemarme el rostro.
No debo demonizar a mi familia
porque así sólo estoy forjando a mi enemigo
y creando una guerra interminable y constante.
No debo
pues si es que de verdad son demonios,
lo cual jamás podré saberlo porque
los inmortales no visualizamos con nitidez las verdades divinas,
lo mejor será amigarme
y bailar con ellos la danza de la muerte
que si me tiene que llevar,
que sea por haber combatido con un enemigo de verdad
y no de juguete, con un disfraz de cotillón
como con los que viste al resto mi imaginación.
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