viernes, 23 de marzo de 2018

(1+r)ojos

Horas, casi dos, de constante llorar
luego la lluvia vino a sonar y pareció aplaudirme
el granizo vino a romper mi techo,
como metáfora de mí rompiendo mi cabeza.

Dos días, casi tres, de inconstante infelicidad
como una cachetada que cada tanto te saca del flash de la vida buena
tuve varios momentos rendidos al pesar y a la autodestrucción
es así como sucumbí al llanto y me volví mar tormentoso y
entristecido.

Sin embargo mi cuerpo buscaba calor
bien podría haberme congelado de frío, derruido a granizo
pero elegí algo bien: volver a mi hogar
y hablar honestamente con mi mamá.

Quién hubiera pensado
que mi progenitora me iba  ayudar
en cuestiones existenciales y catarsis como las que tuve
quién hubiera creído
que iba a soportar y dignarse a presenciar
tremenda revelación
de la inmadurez e ingenuidad
de su hija rara.

Yo jamás lo hubiera imaginado
pues tengo el corazón eternamente roto
y no puedo confiar ni en quien me parió
ni en quien me acompañó
ni en quien me amó...

no sé por qué, pero me cuesta confiar
más sé notar
cuando me hace alguien inmensamente bien
y no pienso dudar
de abrazarlx o darle un gesto hermoso
con el infinito agradecimiento
desde el fondo de mi pecho.