domingo, 25 de diciembre de 2016

Mito I

La Sabiduría existió primero
como la soledad de su existencia era inimaginable, se dividió
(se multiplicó)
en cargas que se adosaron a las cosas,
todas las creaciones de su hermana Elementos
quien maneja el ciclo de todo, de sus hijos, de su naturaleza.
Sabiduría se enamoró de sus sobrinos,
y se entregó entera a ellos, siendo distinta para cada uno
sin dejar de ser la misma tía, la misma al final.
Elementos comenzó a extrañarla,
toda disipada no podía encontrarla de nuevo,
así que pidió otro hermano a sus padres, Tiempo y Espacio,
para sentir ese amor fraternal de nuevo,
esa conexión que antes tenía con Sabiduría.
Así nació Conciencia, único varón, 
y tan mimado fue que se le permitió todo,
se enamoró de Vida, la hija menor de Elementos,
se escapó con ella a la Tierra y se escondieron en la selva Amazónica.
Elementos había sido tan benévola con la selva, tan magnífica, tan diversa,
que en la abundancia no pudo hallarlos,
entonces creó el oro, las esmeraldas, las piedras preciosas,
y depositó por todo el mundo y sobre todo en la amada selva,
para atraerlos, que las vistan
Vida las adoró pero Conciencia se encegueció
un poco por su brillo, y otro poco por su codicia. 
(Era aún muy chico le falta comprenderse a sí mismo).
Comenzó a desaparecer para recolectarlas y guardarlas, atesorarlas.
Vida se sentía sola por momentos, pero no dejaba de amar a Conciencia.
Hoy Conciencia entiende que Vida está desnutrida por su falta,
por cuidar de tantos hijos aunque teniendo tan poco para comer.
Hoy Conciencia trata de reprimirse las huidas a la belleza brillante,
trata de enseñarles a sus hijos a ser, sobre todo al pequeño Ser.

jueves, 22 de diciembre de 2016

Griste

Como si fueras agujero negro 
absorbés todo lo que tu calibre abarque.
Y yo me siento barco
en tus espirales eternos, dinámicos
me siento algo largo que no se consigue
ahorcar. 
Como un trago sostenido en el tiempo
pasa el licor de tus labios y adentro van ardiendo
me van mordiendo
el esófago, las costillas, estómago
y me siento madera roída
antes firme y ahora desquebrajada.
Me siento hacha desarmada
que sólo es bloque metálico y cilindro leñoso,
hilos sueltos de un pulóver de otoño,
pelos sueltos que te arranqué en el sueño.
Y si supuro pus es porque no vomité mis angustias
porque me dijeron que no sea bulímica
y engordé de mis propios químicos. De mis propios aceites
que se filtraron frustrados queríendose ir
sin poder salir ni sentirse deleite
se quedaron estancados como todas las emociones que siento
tragados, pero no como al todo que vos creás
sino tragados, como a la napa turbia que es pútreo mar.
¿De qué se trata la positividad?
Creí que era sólo para protones,
creí que no para corazones,
creí y descreí en constantes desilusiones
fenecí y me derrumbé como a grandes mansiones.
Siempre esas fueron mis misiones:
incesante demolición a la construcción que formaba
incesante, fatalidad que nunca se acaba,
ya no sé qué pensar sobre la inauguración de mis yoes
si todos van muriendo, para qué seguir siendo?
Mejor es correr y quedarse quieto con un último suspiro
agónico quizás, como todo lo que respiro,
y como todo lo que expiro.
Ayer me quedé dormida mientras acuarelaba un papel,
¿dónde quedó la niña que no dormía por quedarse pincel?
Por quedarse lápiz y poderse leer,
por estarse arte, por nunca dejarse de sorprender
y siempre dejándose sorprender. Más y más
por más alegrías y sonrisas, aunque no le gustaba la galletita,
siempre torcida su boca pero para arriba,
siempre pajarito siendo melodía, siempre arcoiris, colorida.
¿Dónde quedó, que ahora estoy triste y oscurecida?
Que ahora estoy gris y rendida
(ni siquiera puedo ser blanca bandera 
porque blanco es ser nuevo y yo soy huevo de nunca romper)
Soy como árbol de fuego, que crece y no crece, no se para de comer
y también como alma sin miedo, siente y no siente, no quiere creer.
¿Qué estoy haciendo de mí que sufro tanto mi existencia?
Qué estoy haciendo tipeando estas teclas,
escribiendo poemas, puliendo estas gemas,
¿qué estoy haciendo si no es conocer cada día un poco más de mí y mi vida?
¿Si tanta muerte me aniquila
por qué siento que no vuelvo a estar viva?
(Cómo podía la mujer que moría
percibirse invisible, insensible, y extinguida,
si en realidad no murió y estaba dolida
si en realidad siguió en pie y aún con lágrimas sonreía?)


miércoles, 21 de diciembre de 2016

Gimme

Y nos atravesó el solsticio
como una lámina dorada a nuestro cuerpo de hilo
nos penetró y nos sugirió refresco
nos prestó brisa y nos dio besos.
Coincidimos en la gota del sudor con la del vapor que evaporó,
inferimos en la misma vena que casi reventó,
y ardimos, como el calor que nos calcinó.
Crepitamos juntos aunque en colchón de algodones,
y no incendiamos pues porque por suerte sudamos
y mojamos todo nuestro alrededor.
La ñata contra el vidrio
refractaba la luz engendrando caleidoscopios
que nos respiraba y nos fumaba como su opio,
caímos en la luz y nos tragó como fuego,
pero de ahí renacimos
con el fuego dentro.

Con una pizca de óleo
nos pintamos de magenta las bocas y los pezones
una textura única se forma 
con nuestro pincel de lengua
sin contar que somos lienzo vivo 
y también sentimos.

Una uña nos desafió los poros y los abrió
metáfora de nuestras almas encontrando el amor,
rugimos porque somos bestias de mente sana
rugimos, porque con gemir no nos alcanza.

Ahora el tiempo está cálido pero más caliente estoy yo
que quedó en mi mente persistente el recuerdo de tu hombre voz
y como en perfume me siento bañada en satisfacción,
y no necesito nada, más que volver a encontrarme con vos.




¿Nunca sentiste la furia 
que carcomía las raíces internas de cualquier amarillo ser?
Porque cuando el cielo violeta se torna y las estrellas
cubren las miradas de los ciegos sin mirada
la tormenta trina como ave pichón
mas mis pasos truenan como viento y ambición,
¿nunca sentiste al celeste atardecer de las cuencas de los ojos?
es un espejo divino
el de tus lagrimales albinos,
tus pestañas como alas 
me vuelan los dedos a todos tus lugares
me tiran de los dientes a todas tus carnes
y sobretodo me exprimen el cuerpo a sentirte la sangre,
la temperatura que me consume
y me vuelve aire de tu aura,
el suspiro de tu placer.

No quiero decir que soy roca y quiero rasgarte
o escama y te me quiero clavar
tampoco que soy cuchilla y anhelo verte desangrar
mucho menos costilla para asfixiarte más y más.
No.
Pero sí soy transparencia
sólida como la nube que me dejás en el cuello
y de perímetro largo como tu inmensidad que me ahoga
soy el mar que se revuelca con tus andanzas,
y quiero ser el horizonte en el que atardezcas
quiero que crezcas en mí como explosivo
quiero me estalles
y me destruyas
con tus manos suaves llenas de ternura
me devores la piel
y me forjes tuya.

(Soy tu espada
incandescente con brillo lunar
no te abuses de mi maleabilidad
apenas me enfríe te podría matar)