lunes, 30 de octubre de 2017

El crimen

Igual,
no nos conocíamos tanto.
Tantas quejas de desconsuelo
de consuelo,
no puedo darte lo que querés,
lo que querés me excede, ¿te fijaste si me importa?
¿Si me interesa siquiera?
¿Si lo siento?
Te está faltando una prueba, victimita.

Seré tu criminal pero no fue a conciencia.
Todo esto pasó mientras yo me alejaba de vos
cada vez más y más lejos
y vos cada vez más y más muerta.

¿Y te maté yo, decís?
¿O te mató tu idea de mí?
Tus mil y un pretensiones,
tus mil y un mambos y códigos implícitos,
completamente ajenos a mí...
¿Es mi culpa no entenderte
o es tu culpa no explicarte?

Quiero de vos lo mejor
pero cuando me acerco sacás lo peor, pareciera
que te inspiro cuando no estoy,
cuando te dejo muerta en el piso.

Y cuando me hablás desde ahí no te soporto.
No te entiendo, ¿por qué te tirás al piso así? ¿Qué te hice, quién fui?
Mi sinceridad no va con vos.
Tenés sangre en los ojos, y coaguló.
Tenés una sonrisa en la cara, y eso me confunde.
No logro nada con vos, salvo que te hundas.
Prefiero
que te quedes
con la idea
de lo que creés
que soy
y chau.
No soy mala.
Soy firme, y te duele, porque vos armaste el mecanismo,
me ataste la soga de la cuchilla,
la corté, sin saber, y zac
guillotina.


jueves, 26 de octubre de 2017

Muego

Yo pensaba que ibas a ser como yo.
Que ibas a tener la misma pasión por los profundos sentimientos de cada ser.
Que ibas a tener una facilidad innata para introducirte en estas temáticas,
para visualizar la esencia del otro, para conocer su alma.
Que ibas a gozar de un don psicológico de comprensión y empatía. 
Que te iba a interesar lo más oscuro de mí.

Pero creo que me equivoqué, que pretendí mucho.
Que lo más oscuro de mí, ciertamente, es sólo mío
y nadie puede meterse, porque a nadie le interesa realmente.

Y está bien, nadie debería interesarse tan profundamente por mí. Por este aspecto de mí.
No todos nos ayudamos de las mismas maneras, o de las maneras que más necesitamos.
Creo que hay un fondo de mí que sólo yo llego. Y que sólo yo puedo alumbrar.
Necesito definirme como persona, como individualidad y singularidad.
Necesito también sentir que soy especial.
Necesito sentirlo, comprobación empírica quizás haya en todo momento.
Necesito creerlo. Admitirlo. Valorarlo. Promoverlo.
¿Promover que uno es especial? Me suena a ego.
Pero bueno, necesito un poco de eso. Me estoy quedando sin vida.


La duda persiste

Camas. Juntas. Apretadas.
Dos espacios diferentes que encajan de alguna manera loca.
Me moví un poco y revolqué sus sábanas,
quise trasladar calor y sudé.
Hubo conversación. Hubo interés, conexión.
(Aunque yo no siento conexión últimamente ni conmigo misma)
hubo ideas.
Atisbos.
Planetas. Astros.

Dormir.


Temor. Pavor. Escalofríos.
Temo decir la verdad porque no me comprenderán.
¿Prefiero ocultar a no ser comprendida?
Desconfío de todos. De mi propia capacidad
de explicación.
Tengo un tumulto de pensamientos
nublándome la vista y raspándome la voz.
Tengo un cúmulo de sentimientos
anudándome el vientre y temblándome el corazón.

¿Buscar ayuda o investigar sola? Hago actualmente ambas
pero no sé cuál sirve de verdad.
No sé, estoy en un caos tan grande.
No sé a dónde van mis propósitos, no sé si soy un ser
o un implante
porque no entiendo la vida
ni sus procesos al vivirla,
no entiendo la paciencia, el amor, las caricias,
me confunden todas. Todos. Tode.


Me confunde existir. Me confunde pensar tanto.
Quizás también me cofunde sentir.
Necesito seguir, no puedo morir.
Pero... ¿cómo sobrevivir?
Mi mente me obliga a extinguir.

martes, 10 de octubre de 2017

Smail uai zincs.

(El azul me lleva a la textura del cielo
me pide calma, que lo contemple,
me pide ayuno.)

El azul me pide que lo corrompa en finas hebras amargadas. 
Cuando se convierta en ave sabrá lo que es saborear el infinito, la inmensidad. 
La maldad me exige que lo destruya y lo parta en miles, 
pero mi cuerpo me dice que descanse, que abra las piernas, que le haga el amor.
Unos cuantos rumores andan por el mar, callados, temerosos, esperando al tiburón que se los coma y escupa, 
buscan la gloria de la casualidad óptima, 
buscan la optimización del azar, 
¿cuántos poderosos podrán así acobardar?
Caigo en cuenta de que no caigo en cuenta. 
Me comprendo como el celestial ultramar de las nieves, 
aunque el frío me representa puedo broncearme en la playa y tomar sopa.  
Puedo cantar al son del sol y de su luz solar, 
puedo sudar en la noche ante el afectivo encuentro de dos o más pasiones. 
Puedo retorcerme en el glamour de tus carnes labiales. 
Puedo penetrarte mientras te explico una obra de arte. 
Sonrío mientras pensás. 
Te amo.