miércoles, 13 de septiembre de 2017

NocteVittoria

Cuando la luna se opaca
como un queso rancio flotante
brotan del suelo de mis tierras 
humeantes seres de polvo
que me vigilan día y noche entera
más yo no me entero ni un poco.

Cuando la noche se encapucha
se fuma un porro y me invita,
agradezco y me relajo mas
es vida para mis ellos salir a degustar
seres brillantes de rodocrosita,
seres en quienes se espolvorear.

Cuando el fúlmine lazo
de las sensitivas digitaciones desparramadas
cobra su tinte de oro y refulge como llama del sol,
es cuando mi cielo mental se nubla
y sobre mí se pasean mis ellos,
como andando en skate.

Corren torcidos hacia lo divino del placer,
se entierran en mis ansias y no me dejan ser,
no puedo ni hablar, no queda nada por hacer,
hasta que pase la noche y vuelva a amanecer.

Soy como un licántropo que no se transforma en lobo
si no en incertidumbre.
como un ave fénix que muere y renace de sus cenizas
sin dejar de ser cenizas.
Una sirena que canta desafinadamente y 
no enamora, aleja.
Invierto mi naturaleza por la de una desconexión atemporal,
como si mis palabras fueran vanas porque algo adentro está mal.
Tengo unos recuerdos que no me funcionan para la verdad,
por eso me transformo, entre el amor y la oscuridad.



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