lunes, 14 de septiembre de 2015

Cirugía II

Cómo qué por qué
hacés mal así, descarada
que te comes la fruta y dejas el carozo
por ahí tirado
descarada, que te fracturás un dedo
y te curas de la risa 
del otro. Traidora
con tus tiempos, que los abandonás
así como si fueran
meros segundos,
meras partículas de polvo,
meras insuficiencias, faltas, carencias
de valor. Salvaje
tu actitud feroz de cazar
como ciervos
a amantes, sujetos a tus
diamantes
falsos como tu sonrisa.

Volvamos atrás
al tiempo que eras inocente,
te creías fea y no tenías oportunidades
porque no las buscabas. Volvamos
a cuando tu sinceridad era poca pero al menos
la soberbia también.
Ahora estás algo atrofiada de poder
y eso no está bien.
La búsqueda del deseo
del ser deseo
del ser deseada y desear
y delirar y disfrutar
y dañar.


El deseo, ay, libre deseo

es genial para todos, sí
que gran mentira.
Descarada, una vez más
te poseíste por ideas que te 
sublevan el ego a la unidad
de un caos mental tuyo,
creído verdad.
Pero bien, qué es verdad, no?
Qué es correcto y qué es 
errar?

Como no hay respuesta
no hay mal,
no hay bien ni
hay que dudar. Que ser
hay que ser, enloquecer
para no tener en lo que ser
digno. Ni erróneo.

 



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