domingo, 25 de diciembre de 2016

Mito I

La Sabiduría existió primero
como la soledad de su existencia era inimaginable, se dividió
(se multiplicó)
en cargas que se adosaron a las cosas,
todas las creaciones de su hermana Elementos
quien maneja el ciclo de todo, de sus hijos, de su naturaleza.
Sabiduría se enamoró de sus sobrinos,
y se entregó entera a ellos, siendo distinta para cada uno
sin dejar de ser la misma tía, la misma al final.
Elementos comenzó a extrañarla,
toda disipada no podía encontrarla de nuevo,
así que pidió otro hermano a sus padres, Tiempo y Espacio,
para sentir ese amor fraternal de nuevo,
esa conexión que antes tenía con Sabiduría.
Así nació Conciencia, único varón, 
y tan mimado fue que se le permitió todo,
se enamoró de Vida, la hija menor de Elementos,
se escapó con ella a la Tierra y se escondieron en la selva Amazónica.
Elementos había sido tan benévola con la selva, tan magnífica, tan diversa,
que en la abundancia no pudo hallarlos,
entonces creó el oro, las esmeraldas, las piedras preciosas,
y depositó por todo el mundo y sobre todo en la amada selva,
para atraerlos, que las vistan
Vida las adoró pero Conciencia se encegueció
un poco por su brillo, y otro poco por su codicia. 
(Era aún muy chico le falta comprenderse a sí mismo).
Comenzó a desaparecer para recolectarlas y guardarlas, atesorarlas.
Vida se sentía sola por momentos, pero no dejaba de amar a Conciencia.
Hoy Conciencia entiende que Vida está desnutrida por su falta,
por cuidar de tantos hijos aunque teniendo tan poco para comer.
Hoy Conciencia trata de reprimirse las huidas a la belleza brillante,
trata de enseñarles a sus hijos a ser, sobre todo al pequeño Ser.

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