miércoles, 31 de agosto de 2016

Amor romano

Quiero recorrerte respirandote con besos,
quiero sentirte cálido y que te estires
gatito, como salto al cielo de tendones
y alas desplegadas en un liso huracán de estremecimiento,
quiero sentirte con todos tus pálpitos y tus pestañas
tengo un deseo tan inmenso
de tenerte, acariciarte, apretarte, contenerte,
encimárteme y contemplarte, pensarte y fantasearte
como  la gloria más profunda de las sensaciones,
un suspiro eterno y efervescente
distribuyendo desde caos hasta paz, te necesito
como un confirmadísimo éter de petróle adherido a mi sangre
interna, fuerte costura de tos en un cráneo tectónico,
te requiero bravo con truenos y cuernos que me asfixien
bajo la almohada de tus besos, te solicito íntimo
para hundirnos en la oscuridad sin respirar y sin servicios
más que nuestra propia respiración, ser vicios
de nuestra inspiración, ser calumnia, ser columnas, pilares, devoción.
Quiero el voltaje de nuestras auras y potenciarlas como azul que le pongo más azul
quiero incendiar soles y sentir el fuego que tengo dentro en el exterior
porque me tenés prendida en foco nítido bajo la úvula arriba del cor,
me tenés como fisuras de cúpulas, rasgada la mente y estallada en son
son de paz, son de Dios, son de infinitos ritmos de do mayor.
Me cosquillea la panza, siento de lanza la serpiente más dulce que hizo el dulzor,
caramelo con fresa, miel con cereza, cualquier arándano, cualquier rojo sabor
sería bueno notar que luego el clítoris de mi pecho se pone en ardor.

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