miércoles, 8 de marzo de 2017

Rejum

La censura duele justo en el arte
justo en la espina que está clavada en mi cerebro
en mi espina revolucionaria
vigorosa y gruesa, 
es como un dedo divino
que penetra las mentes 
como a vaginas mojadas,
que se clava en las neuronas
como una vorágine de ideas
revoltosas y quilomberas,
la censura duele justo ahí
donde más movimiento tiene la existencia.
Y mientras más censuran
y más emparchan las cabezas
más se contrae el ser
palpitando enervado y más enérgico cada vez
latiendo, esperando, como el licántropo a la luna
comiéndose a sí mismo para no salir a devorar
succionándose la sangre
siendo su propio vampiro, creciendo
imparable, deseando estallar
y destrozar a todo aquel que le diga un "no" más.
La censura duele 
en lo más bruto del ser
y su insistencia puede ser fatal,
porque violencia nace cuando violencia pare,
cuando violencia penetra una y otra vez, y acaba.
Cuando violencia acaba
en y con la vida
cuando te mancha la cara
con su sangre sucia
cuando violencia te mima
a piñas, moretones como besos
y halagos como insultos.
Violencia es pasional y muy psicópata,
tirándote del brazo te dice que en el amor hay que darse la mano
ahorcándote con fiereza te dice que ama tu vocecita de muñeca
y te da un beso después que te hizo llorar para que te calmes
...(y no digas nada).
Violencia pide silencio.
Y sin embargo, a violencia no le dan censura.


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