lunes, 30 de octubre de 2017

El crimen

Igual,
no nos conocíamos tanto.
Tantas quejas de desconsuelo
de consuelo,
no puedo darte lo que querés,
lo que querés me excede, ¿te fijaste si me importa?
¿Si me interesa siquiera?
¿Si lo siento?
Te está faltando una prueba, victimita.

Seré tu criminal pero no fue a conciencia.
Todo esto pasó mientras yo me alejaba de vos
cada vez más y más lejos
y vos cada vez más y más muerta.

¿Y te maté yo, decís?
¿O te mató tu idea de mí?
Tus mil y un pretensiones,
tus mil y un mambos y códigos implícitos,
completamente ajenos a mí...
¿Es mi culpa no entenderte
o es tu culpa no explicarte?

Quiero de vos lo mejor
pero cuando me acerco sacás lo peor, pareciera
que te inspiro cuando no estoy,
cuando te dejo muerta en el piso.

Y cuando me hablás desde ahí no te soporto.
No te entiendo, ¿por qué te tirás al piso así? ¿Qué te hice, quién fui?
Mi sinceridad no va con vos.
Tenés sangre en los ojos, y coaguló.
Tenés una sonrisa en la cara, y eso me confunde.
No logro nada con vos, salvo que te hundas.
Prefiero
que te quedes
con la idea
de lo que creés
que soy
y chau.
No soy mala.
Soy firme, y te duele, porque vos armaste el mecanismo,
me ataste la soga de la cuchilla,
la corté, sin saber, y zac
guillotina.


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