sábado, 14 de noviembre de 2015

Ferraria Crispa

 Sólo me quiero ir,
por favor,
lejos tan lejos
que no me divise mi espectro
lejos tan lejos
que nada se inmute al respecto.
Aunque es absurdo pensarlo así
que por más lejos me vaya, más todo igual va a seguir,
sí, es absurdo pensarlo,
pero yo también soy absurda
así que pienso cosas así.


El polvo que se levantó esta tarde sobre mi cara,
con una suerte de coordinación astrológica,
las horas me miraban siempre en capicúa y algo me decía
que no debía descansar.
Una siesta de veinte minutos fue suficiente y me alcé
comencé con el arduo proceso
amargo progreso
que me llevó a duchar (sí,
también me gusta
mi mugre).
Sopesé muchs añejas
vidas pasadas, las pisé y repisoteé
como cuando una manada enorme
de elefantes corre por la sabana,
corre sin ver nada
corre por los leones
corren que los cazan.
Así destruí cien millones de partículas
de piedra ya molida que se desmoronó de a poco de mi pared,
no es necesario explicar que
hablo de mi piel.
En patas anduve por pocos metros, mas
la suciedad fue tanta que estaban ya negros,
como cuando los elefantes corren por la sabana
y la tierra se levanta y se apega
como cuando el cariño propio nos dice "corre
que los leones te cazan"
así estaba, hablo de mis
pies.
Y recorrí tantos centésimos de segundo
que ahora me siento más vieja y con la espalda encorvada,
me duelen nudos puntuales en el omóplato izquierdo y la nuca axial
como si me hubieran corrido
mil elefantes
varias veces
en la sábana (la sabana)
por la noche, en mi cama
(quizás por eso
me levanté
asustada).


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